domingo, 9 de diciembre de 2012

La Gran Avenida


La Gran Avenida.


 

Sueño  y despierto en un lugar donde estamos todos, es una Gran Avenida, caminamos, nos paseamos, reímos, lloramos, gritamos y callamos, cada quien expresa lo que siente, cada quien lo hace como quiere, es la Gran Avenida de la Utopía, es un mar de fantasmas que deambulan ensimismados dentro de sus propios ideales. Y aquí estoy yo inmerso en mi propia opinión, escribiéndole al viento, enviándole poemas a la nada, a oídos que no escuchan y ojos analfabetas, cegado  por mi ego sonrió de orgullo por lo que hago, lo mismo que no me deja avanzar. De pronto los fantasmas divagan, yendo a todos lados sin llegar a ninguno, cada quien con su utopía en la mano, y me paro y observo, en un viejo bar los que beben porque está bien, porque los hace unos señores, porque están alegres y tristes, porque aman y odian, con la copa en la mano y sus ideales en la otra. En la esquina los que lloran por amor, las feministas que luchan por los mismos derechos del sexo opuesto pero no declaran su amor pues eso no es para una dama, varones sentados en la acera llenos de soledad por falta de un buen amor convencidos de no necesitarlo, las vitrinas son visitadas por esas damas que necesitan el compañero de su vida pero al llegar alguno, lo critican, lo investigan, le desnudan el alma, sin recordar que el amor no es un sentimiento lógico y que si en verdad queremos amar debemos olvidar el pasado. Volteo a ver y veo sonrisas, el carrusel gira,  hombres y mujeres sonríen, sonríen porque sus vidas son perfectas, porque tienen amor, dinero, amigos, los placeres de la vida, pero en su interior son infelices, luchan por sonreír y también gastan sus mentes, sus cuerpos y su paz luchando por ser felices,  para que la gente diga que son felices. Los kioscos son visitados por los sabios, los que dan consejos, los que tienen una vida recta y buena actitud, pero en realidad es para esconder su mediocridad y olvidar que son perdedores; me siento abrumado por tanta locura y busco descanso a mi alma, camino hacia el sur  y me encuentro  con unos creyentes, unos pregonan, otros levantan plegaria a grandes voces, otros buscan al necesitado indagando por ellos en alta voces, me contrito y me escondo de ellos y camino hacia los callejones, lugares abandonados por todos y empiezo a ver gente llorando, hombres y mujeres en actos pecaminosos y destruyéndose entre sí, veo caras conocidas en todos, claro si, son los creyentes que vi en la avenida, no son los abandonados y olvidados por la sociedad, estos no están, busco entre los callejones regreso a la gran avenida y no, no están, tampoco veo niños y muy pocos viejos, faltan los de edad muy avanzada. Retomo mi camino o debo decir continuo divagando como perdido, en medio de toda esa gente que camina y no avanza, son como muertos en vida. Toda esta gente tiene dos caras, dos vidas, dos almas, son como dos visiones en una, el que busca un amor pero tiene un corazón mezquino y malicioso, el que es feliz, pero infeliz para lograrlo, el sabio y exitoso que es un mediocre, la dama que esconde sus pecados y el caballero que no los cuenta, todo gira alrededor de dos realidades coincidiendo en una, todos tenemos un ser real y otro, el otro es solo nuestro disfraz, lo que queremos que en esta Gran Avenida vean. Es quizá por ello que no veo niños, ni a los olvidados por el mundo, ellos están lejos de esta Gran Avenida, porque son libres, porque en sus corazones no hay otro deseo más que vivir sin importar como, reír, gritar, dormir, comer, bailar, vestir y lucir sin miedo a nada, ellos pertenecen a un solo ser, a ellos mismos, mientras el mundo camina por esta Gran Avenida ensimismados en su propia utopía. Y yo aquí viendo y escribiendo en la misma posición.

 

By wems.

1 comentario:

  1. Mirando afuera solo veremos a los demás ..lo que son o quieren ser ..
    Solo mirando hacia adentro encontraremos nuestro propio camino y lo que verdaderamente necesitamos para ser libres .. con nuestros defectos y virtudes.. pero nosotros mismos ..

    Un abrazo

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